(La Ruda Realidad, columna semanal de Ocio - Público, Milenio)
Preocupada por las inquietudes de mi sobrino sobre la carta para SC (Santa Claus), me puse a hacer algunas investigaciones. Dicen que todos estamos conectados, que basta con ponerse a preguntar para dar con alguien que conoce a alguien que conoce a cualquier personaje del mundo. Fue así como después de transitar por varias personas, se pudo plantear a SC las dudas. Transmito a ustedes el resumen de la entrevista que llegó a mis manos.
Se le cuestionó acerca de qué tan eficaz eran sus métodos para vigilar la conducta de los niños, en virtud de la tremenda extensión de la tierra y, sobre todo, de la densidad de las zonas urbanas. SC invitó al entrevistador a recorrer sus instalaciones, mientras le enumeró la estadística de sus ayudantes que se distribuyen en los países en proporción de la población. Aclaró que en mucho le ayuda la tecnología satelital, gracias a la cual obtiene imágenes de altísima calidad, que superan con mucho a google. Comentó que la vigilancia se dificulta en los cotos de alta seguridad, lo que explica por qué a veces niños malcriados reciben regalos lujosos. Aclaró que ya se trabaja en minimizar y eliminar estos errores.
Cuando se le preguntó si existe o no un límite para pedir regalos, SC soltó una carcajada y luego habló de los principios rectores de su labor en los últimos siglos. Lo que se busca, dijo, es premiar la buena conducta de los infantes, por eso no debe perderse de vista que el regalo es un símbolo, no un fin en sí mismo. Subrayó la importancia de que los niños no olviden el espíritu navideño, la fraternidad, el amor al prójimo y a sí mismos, entre otros. Su segundo principio rector es procurar que se cumplan los deseos de los pequeños, sin embargo, aquí es donde también se pone a prueba el sentido de responsabilidad. Se le pidió a SC que explicara más este punto, él habló del momento crítico de la economía mundial, lo calificó como una “época muy dura para la humanidad”, por lo que exhortó a los niños a ser solidarios con la austeridad que viven sus familias, a no caer en las redes del consumismo, que es una carrera sin fin que antepone lo ostentoso al verdadero sentido lúdico: lo mejor es jugar, no el juguete. También les pidió que tuvieran en cuenta el tema de la inseguridad, que los objetos muy lujosos los ponen en la mira de bribones.
El entrevistador le pidió su opinión acerca de niños muy pequeños que quieren i-pods, laptops, etc. Con cara de preocupación, SC corroboró que año tras año recibe más cartas de ese tipo. Llamó entonces a sus asesores. Fueron ellos quienes explicaron que están atentos a las investigaciones científicas sobre los efectos nocivos del uso temprano de la tecnología. Dieron datos sobre cómo los menores pueden verse afectados en su desarrollo neurológico y motriz, las correlaciones con enfermedades como la epilepsia, el desgaste visual, auditivo, etc. SC dijo que para él, los niños consentidos eran aquellos que solicitaban juguetes clásicos, que les permitían ejercitarse física y mentalmente.
Por último, SC quiso pronunciarse sobre otra cuestión. Afirmó que él y sus asesores han seguido de cerca los problemas del medio ambiente y el cambio climático. En ese sentido, exhortó, a niños y padres, a informarse sobre el impacto de sus consumos y actividades en el medio ambiente, esto es la huella ecológica. Entre todos, dijo, debemos lograr la gran meta: que el planeta y sus habitantes tengamos una vida sana y perdurable.
Publicado en el diario el 24 de diciembre de 2009