Sunday, March 25, 2007

Aquí todo es transparente

(Publicado en La Jornada Jalisco, 17 de septiembre de 2006)

Fue a finales de julio del año pasado cuando la Universidad de Guadalajara recibió la invitación del apenas creado Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco para hacer una estudio acerca de cómo andaban los ayuntamientos jaliscienses en materia de transparencia, es decir, evaluar si estarían en condiciones de cumplir con la nueva ley de transparencia que entraría en vigor en septiembre de 2005. Cuando supe esto me horroricé, no porque odie la ciencia social o porque me pareciera poco interesante, sino porque la investigación la debíamos realizar mi equipo y yo en un escasísimo tiempo (que incluía las dos semanas de vacaciones de agosto, bueno, más bien dicho, nos las estropeaba). En ese momento agradecí vivir en Jalisco y no en Oaxaca, porque entonces sólo tendríamos que examinar 124 ayuntamientos (en ese momento no se había resuelto la controversia de los otros dos).

La prisa es un buen aliciente para la creatividad, así que diseñamos varios instrumentos: una entrevista telefónica a todos los ayuntamientos, la revisión de las páginas web existentes y solicitudes de información a una muestra representativa. Bien dicen que la investigación es ciencia y arte: se usa el método científico pero éste parte siempre de la intuición, de imaginar supuestos. Así que nosotros decidimos dar por hecho que la diferencia enorme existente entre los gobiernos metropolitanos y “ricos” también influiría en la forma en que podían cumplir con la normatividad, pero no necesariamente significaba que los ayuntamientos del interior del estado fueran más opacos.

No voy a platicarles los resultados de estudios, pues eso pueden leerlo en el reporte oficial que está en el web de la UdeG y en el del ITEI. Más bien voy a compartirles algunas anécdotas y reflexiones. La verdad es que nos divertimos mucho, sobre todo en la entrevista, si pudiéramos definir en una sola palabra la reacción de la gran mayoría de los ayuntamientos fue “¡sorpresa!”, seguida de suspicacia, temor, agresión o improvisación. En el reporte final no pudimos resistirnos a incluir las respuestas más curiosas que recibimos y nuevamente no puedo resistirme a repetir aquí algunas.

En San Martín de Bolaños, al entregar el oficio de solicitud de información, nuestro usuario simulado (así llamamos a los chicos que pretendían ser “simples ciudadanos que solicitan información” tal como decía el instructivo que les dimos) pregunta en cuánto tiempo puede tener la información, la respuesta fue: “Pues mira, como estamos organizando las fiestas y ya es mañana, pasado y el lunes, entonces ya para el martes y miércoles te puedo tener la información”. En Tala, el funcionario no quería responder la entrevista y sugería mejor ir en persona, ante la pregunta “¿Cuando no pueda tener acceso a una información a qué instancia puedo acudir?” contestó “Por eso les decimos que vengan, porque la información es confusa y luego no sabemos qué hay que responderles”. En Juanacatlán ante la misma pregunta: “¡Aquí todo es transparente, aquí todo se entrega! Y si no, venga conmigo ¡Aquí mis chicharrones truenan!”.

Cuando hablamos de que la transparencia es un medio efectivo para una mejor rendición de cuentas, la idea no parece generar gran controversia… ah, pero el diablo siempre está en los detalles: ¿cómo? ¿qué es transparencia? ¿cuándo sí, cuándo no? El estudio que nosotros hicimos señaló que para los ayuntamientos (creo que puede generalizarse a todas las entidades públicas) con recursos económicos relativamente altos, su problema para cumplir con la ley será la complejidad de la organización; y cuando sean ayuntamientos de bajos recursos su problema será justamente que no tendrán los medios para poner a la disposición del público toda la información fundamental que la ley señala… Panorama no muy alentador ¿verdad? Pero la realidad es así, y ello supone un mayor reto al diseño institucional, es decir, a las normas que fijamos como sociedad para regular el tema. Por eso la discusión de la ley en Jalisco es un tema delicado, como les dijo antier el Presidente del IFAI al Congreso. Antes de reajustar las reglas del juego debe hacerse un estudio serio de los efectos que las normas actuales están causando y de los objetivos que se pretenden alcanzar.

¿Transparencia para qué? La hipótesis es que un gobernante que se sabe vigilado tendrá mayor cuidado en que sus acciones y decisiones vayan a favor del interés público y no del privado. La idea es un tener algo así como un gobierno big brother…

Sin embargo, sólo se trata de que se sienta vigilado, sino también debe creer que si lo sorprendemos cometiendo una falta existirá un castigo, y ahí es, como decía un amigo de la familia, donde en México porky torcis rabit. Esta semana nuevamente pudimos escuchar al finísimo empresario mexicano en sus conversaciones con importantes tomadores de decisiones públicas y ¿qué sucedió? nada, para variar… Ah y el “gober precioso” sigue en su puesto, e incluso se da el lujo de hacer fotomontajes para hacer creer a la opinión pública que lleva buena relación con la élite gobernante nacional.

El escenario es peor aún a nivel local. Ahora parece que fue producto de la chiripa el que el Congreso haya creado un instituto de transparencia que no fue diseñado para ejercer efectivamente la autoridad, porque en realidad no parece interesarle a nadie. El evento que organizó esta entidad hace casi un año para dar inicio a la entrada en vigor de la nueva ley se caracterizó por el desdén del gobernador, de los diputados, de los magistrados y de los otros personajes públicos más destacados. Es más: el discurso del representante del ejecutivo no mencionó ni por error su beneplácito por una nueva para la transparencia, sino que se centró en que la administración pública estaba lista para cuanta solicitud de información recibiera (traducción: dispárennos si quieren, no hay bronca). No hay que olvidar que en política la forma fondo.

Bueno, pero en realidad, no sé de qué me asombro, así está el país, lleno de términos del discurso acerca de una nueva democracia que definitivamente no combinan con todas las barbaridades que ocurren. Como diría mi colega Guillermo Zepeda, éste es el diseño institucional del cinismo…

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