Saturday, December 1, 2007

Gobernando con el enemigo

(Publicado en La Jornada Jalisco, 8 de octubre de 2006)

Durante el vuelo sólo pudo conciliar el sueño algunos minutos. Tenía qué reconocerlo: estaba cansado. “Uy, pero si esto todavía no ha comenzado” se reprochaba a sí mismo). Luego le vino una idea “estoy hasta el otro lado del mundo, no en la Patagonia, pero sí muy lejos de esos malditos revoltosos”, el sólo pensarlo lo llenó de una nueva ola de energía y sonrió levemente. “Que Chile sea de los primeros países que visites mandará una buena señal, de que no eres ultra-derecha, de que te importa América Latina… además Chile siempre es taquillero en la opinión pública” le habían dicho los asesores. Supo disimular la sorpresa, seguida del hartazgo, cuando llegó al evento y vio a dos individuos manifestándose en su contra ¡ahí en pleno Santiago! “Él es mexicano estudiante de posgrado y ella chilena. Pero no se preocupe señor, nada de importancia” le pasaron el reporte después (“y luego se andan quejando de que se ha reducido el presupuesto del CONACYT, ¿para eso quieren las becas? ¿y ella qué? seguramente su novia, una idealista trasnochada”, reflexionó. “Uy, pero si esto todavía no ha comenzado” ).

Mi amiga tenía un nick extraño en su messenger, decía “me corrieron de mi casa”. Sbiendo que ella alquila un hermoso departamento a sus papás y que son ellos una familia muy unida, no dudé en preguntarle qué pasaba. “Traté de ir a San Lázaro (recordé que me había dicho que iría a México en la semana por una cuestión laboral y que probablemente iría a saludar a un amigo que ahora ocupa un curul en el Congreso), llegué y me dijeron que no podía pasar porque comparecería el Secretario de Gobernación y que era la política de seguridad. Protesté y me informaron de que al menos que tuviera una cita con un legislador entrar sería imposible. Así que le hablé a la oficina de mi amigo y de ahí hablaron a la caseta para decir que sí tenía una cita. Pero aún así no me dejaron pasar… Estoy indignada, deberías haber visto aquello, todo lleno de vigilancia, ¡¿no se supone que el Congreso es la casa del pueblo?!”.

La glosa del informe federal tiene ahora en los medios un lugar según yo más destacado que otros años, o será porque estamos tan siscados que los desaires públicos entre gobernantes y opositores nos resultan más escandalosos. Pero lo que sí es cierto es que este clima de hostilidad e ilegitimidad será una joda para todos. Por nada del mundo me gustaría estar en los pies de los futuros gobernantes… bueno, en su cuenta bancaria sí, pero no en su psique porque imaginen qué contrariedad: por un lado el poder obnubila la razón haciendo perder piso pero por el otro el marcaje personal de todos los excluidos (y ahora dotados de herramientas poderosísimas como el Internet) será como un zumbido de mosca ¡pero atrapada en la trompa de Eustaquio, o sea, más allá del tímpano! Demasiada presión extra... acabarán equivocándose...

Es una pena que dudemos de que esta nueva élite gobernante haya leído a García Márquez porque la verdad está de realismo mágico: esto pinta para que no haya un solo acto público en el que alguien grite algo o saque alguna manta, por más seguridad y estado mayor. ¡Y para colmo con las cámaras siempre encima! Es más, un poco al estilo holliwoodense podemos imaginar a cocineras y asistentes escupiendo el alimento que glamurosamente les servirán después.

Tengo una imagen grabada. Hace un par de años me tocó asistir a un Foro al tanto sobre la famosa y controvertida presa de Arcediano. Yo iba como equipo de apoyo a los representantes de los investigadores. En cuanto llegué a las inmediaciones del lugar estaba un grupo de personas, de movimientos sociales anti-arcedianistas. Buscaban la manera de entrar, me preguntaron si tenía boletos extra, dado que yo iba a entrar en comitiva pues les regalé el mío. El brillo de sus ojos denotó que en ese momento el papelito era cotizadísimo puesto que ellos deseaban fervientemente introducirse al lugar para increpar a las autoridades en materia de agua.

A la salida del programa ellos seguían ahí. Al vernos nos manifestaron una gran simpatía (evidentemente porque estábamos del lado de su causa), pero al salir los funcionarios de la CEAS comenzaron a gritarles enfurecidos todo tipo de consignas. Me sorprendió bastante cómo los cercaron y literalmente le gritaron en la cara al director del organismo “¡¡¡Asesino!!!”. Se lo gritaron tantas veces como fue posible en el trayecto de la banqueta a su camioneta. Entonces realmente vi el rostro de ese señor, es decir su rostro humano y recordé el 22 de abril pero también que es alguien muy reconocido por su trayectoria como ingeniero… Honestamente no supe qué pensar y aún no lo sé.

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