(Publicado en La Jornada Jalisco, 20 de agosto de 2006)
“Mire usted, señor presidente, yo quería comentarle una serie de cosas…”
“Primero, vámonos tuteando, puedes llamarme Vicente. Muchos me llaman presichente”.
“Ése es el primer tema que quería tratar con usted, la cuestión del protocolo. Verá usted, yo quería invitarlo a que usted tomara en cuenta que la presidencia de la república es un cargo de primerísimo nivel, porque representa toda la formalidad del Esta…”
“Sí, sí, eso ya me lo habían dicho varias veces, pero déjame explicarte que las cosas ya cambiaron, a la gente le gusta tener un presidente cercano, por eso yo soy su amigo y los amigos no necesitan de tanto adorno”.
“Me voy a permitir contrariarlo porque quisiera hacerle notar que lo que cambió fue el partido en el poder, pero que nuestro…”
“¡El cambio fue que introducimos la democracia en México!”.
“No, no, permítame acabar, lo que estoy diciendo es que nuestro sistema político no cambió, que seguimos teniendo un régimen presidencial y como usted sabe eso significa dos cosas: primero que en el equilibrio de poderes el que tiene el predominio es el ejecutivo…
“Pues te diré que ya no tanto, el presidente propone y parece ser que todos los demás disponen”.
“En seguida vamos a eso, por lo pronto estamos hablando del diseño del sistema. El presidencialismo también implica que la representación del Estado y la representación del gobierno se encarnan en una sola persona, y precisamente por eso es un sistema que se ha calificado de defectuoso e incluso peligroso porque un cambio de régimen de gobierno puede crear una discontinuidad en el Estado”.
“A ver, a ver, ya me estás revolviendo, ya les dije que no va a haber discontinuidad, el estado mexicano es y seguirá siendo democrático (aunque francamente yo creo que estos subversivos están dejando a México en un mal estado)”.
“No bromee con esto, es justamente al punto que quiero llegar, con todo respeto, señor presidente, nos deja la impresión de que no le queda claro que el Estado es una figura abstracta, es decir, más allá de las vicisitudes del gobierno, es el todo, la soberanía, la jerarquía, la coherencia interna, la nación, por eso se escribe con mayúscula, por eso existe el protocolo público…”
“Mira, eso que…”
“Permítame por favor concluir con la definición de Estado, por eso es el que posee el monopolio legítimo de la fuerza pública. Señor presidente, lo que quiero decir es que aunque usted haya sido candidato, un líder popular, y aunque ahora sea jefe de gobierno (por ello dirige el ejecutivo), por sobre todas las cosas usted es el jefe de Estado…”
“¡Pero si yo sí lo sé, el problema es que lo entendieran también los demás!”
“Discúlpeme, pero si le estoy comentando que el Estado es la figura suprema de autoridad en una nación, y en este sexenio usted ya lo representa, no es que alguien deba otorgárselo, usted debe asumirlo, sobre todo porque el país se encuentra en periodo muy crítico, donde las instituciones y reglas del juego parecen encontrarse en el límite de su capacidad probada debido a que estamos en situaciones inéditas. Mire, no es cuestión de grupos con intereses personales, se trata de que la gobernabilidad está riesgo puesto que uno de los pilares del sistema democrático es la realización de elecciones periódicas y creíbles; en este caso, se resuelva como se resuelva, la confianza, que es un activo intangible, ya se perdió”.
“Yo no debo intervenir en cuestiones electorales, ya me viera si lo hiciera todo lo que me dirían, ¡que si no lo sé!”
“No me refiero a intervenir en la decisión electoral, sino en que es la responsabilidad del Estado buscar una salida legítima y buscar mecanismos para reestablecer el orden y la actuación en el espacio de acción de las instituciones…”
“¿Qué me está insinuando, que use la fuerza pública, por aquello que menciona del monopolio legítimo que como hombre de estado tengo?”
“¡No, por supuesto que no! Lo que estoy diciendo es que el Estado mexicano tiene qué encontrar las vías para recuperar la confianza institucional, dando una solución digna y consensuada a cada uno de los actores, pero además reflexionar las causas de fondo de la escisión social: el modelo de Estado vigente es que el productor de esta configuración social polarizada”
“…mmm”
“¿Me estoy explicando?”
“Mmm, un poco, o sea que…”
- ¡Vidzente, Vidzente! ¡Dedpiedta, hoy tenemod muchad cosas qué hacer!
Saturday, February 17, 2007
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