(Publicado en La Jornada Jalisco, 27 de agosto de 2006)
Hubiera llegado a la cita puntualmente, pero no podía dejar de pasar al 7eleven por mi café que, aunque muchos lo critican por estar tan delgado (no en vano se le llama “americano”), me causa una sensación agradable cuando comienza a enfriarse, que suele ser justo cuando se suelta un debate en clase; pero en este caso, bueno, no sé, me pareció buena idea llevarlo. A la hora de disculparme por el ligero retraso estaba a punto de echarle la culpa a las construcciones del “nudo” vial de Américas (la costumbre de tantos años de usar el mismo pretexto). Luego recordé que me habían referido que era un muy buen psicólogo y no quería que pensara que además de impuntual yo era mitómana.
Después del tradicional y en este caso irónico “¿cómo ha estado?”. Comencé a describirle mi enmarañado estado emocional:
- Estoy sintiendo cosas que anteriormente me parecían irrelevantes pero que ahora comienzan a alarmarme –cuando levantó la ceja en señal de extrañeza, decidí ser más explícita– sí, resulta que tengo la sensación de que el tiempo se ha inmovilizado –nuevo arqueo de ceja–, mire, tengo algunos amigos con quienes había acordado que haríamos unos proyectos, y es fecha que ni siquiera podemos hacer el anteproyecto, y es que son consejeros electorales, así que me vienen posponiendo la fecha por aquello de que la elección no acaba de resolverse –ahora el gesto fue de “¿eso es todo?”–. Pero no sólo en eso, así es con todo: el que me iba a surtir la cocina, un señor que me iba a comprar el auto, los tesistas que detuvieron sus investigaciones y hasta una tía que no quiere consumir coca-cola para no favorecer las clases ricas del país.
- Bueno, pero eso corresponde a una sensación colectiva, usted debe diferenciar, tratar de tomar sus precauciones y continuar su vida.
- Usted lo dice muy fácil, pero no lo es. ¡Anoche soñé con los náufragos! Y es que todo el mundo habla de eso… ¡a mi ni siquiera se me había ocurrido que hubieran estado fingiendo! Pero dígame, ¿es cierto que por no ingerir vitamina C les debió haber dado escorbuto y deberían tener los dientes destruidos? ¿Cree usted que tiene el perfil sicológico de quien recibió un trauma semejante?
- No he estudiado mucho el caso, es posible, pero de cualquier forma las noticias siempre están pobladas de información que no podemos verificar, es decir, por eso son medios de comunicación, mediadores. Pero lo que recibimos de ellos es una cuestión colateral que objetivamente no afecta su vida.
- Pero si hasta los cité en clase de metodología y comparé su estado de ánimo que debieron sentir los marineros de Colón, aferrados al paradigma de la tierra plana pero siguiendo la hipótesis que lo contrariaba… Y ahora me siento ridícula por haber utilizado ese ejemplo…
- Relájese, respire, concéntrese en su organismo, ciertamente su usted se dedica a estudiar la política, es normal que tenga muchas emociones, pero vea el lado positivo, tiene la oportunidad de vivir un momento histórico, de analizarlo en primera fila.
- Doctor, pero la cuestión es que ¡ya no creo en nada! Cuando era niña pasé mucho tiempo repitiendo la letanía “mercurio-venus-tierra-marte-jupiter-saturno-urano-neptuno-y-plutón”, ¡plutón! y resulta que nunca fue un planeta. Luego está la cuestión de los años diez: 1810 la independencia, 1910 la revolución ¿qué tal que nos adelantamos 4 años y después del informe y el fallo del Trife se arma una revolución? Yo no quiero vivir así… tantos amigos y colegas exiliados que he conocido y cómo los he compadecido: a un compañero salvadoreño le mataron a su papá cuando estaba en la prepa, el abuelo catalán de una ex maestra vivió muchos años en un sótano, un muy admirado geólogo argentino acaba de contarme cómo lo “echaron como a un perro” de su universidad y del país en los tiempos de Perón, otro más se dice exiliado económico de la última crisis argentina, en fin, conozco muchos casos... a mi me gusta mi país, por eso no me fui a estudiar al extranjero, ¿qué haría yo fuera?
- Vamos, respire. Ciertamente todo es posible, pero nadie conoce a ciencia cierta el futuro, usted debe tratar de reacción y afrontar los problemas conforme se vayan presentado.
– Doctor, pero si son problemas inmediatos: en cuanto la gente sabe mi profesión me acosan con preguntas, además tengo amigos perredistas a los que estimo mucho, y ¿qué debo hacer? ¿no defenderlos de las críticas? ¿negarlos? Yo misma, no estoy segura de qué ideología tengo: cuando estábamos chicos todos éramos rojos, perfectamente recuerdo que aun en la prepa 5 había un mural con un lema, un martillo y la hoz, cuando salí me operaron y mis hermanos al salir de la anestesia lo primero que me dijeron es que habían caído los regímenes del este, y cuando entré a la facultad todos fingían demencia (no más Martha Harnecker, me preguntaba qué les habían enseñado en la facultad de economía en esas épocas), con el tiempo dejaron de discutir a Fukuyama, el “neoliberalismo” a lo más se moderaba, las palabras “derecha” e “izquierda” se usaban más bien para los botones del mouse…
Después de varias invitaciones a que respirara, salí del consultorio con la instrucción de disminuir las horas de escuchar o leer noticias y tomar tés relajantes antes de dormir. No quedé muy conforme, busqué una segunda opinión con un familiar que es psiquiatra, pero no quise volverme a exhibir, así que fingí que era una entrevista:
- ¿Crees que efectivamente es una cuestión de no saber perder?
- Es parte de la frustración
- Ah, y ¿qué le recomiendas a los pacientes que te llegan con esos síntomas?
- Pues que lloren.
Saturday, February 17, 2007
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1 comment:
Hola Fabiola, a mi tambien me gusta el cafe del 7-11 pero cuando se enfria. Cuando recien lo sirves esta muy caliente, intomable, y sabe muy ligero. Ya cuando se enfria, adquiere mejor sabor.
El Güero me paso la direccion de tu Blog porque es tu fan #1 en La Jornada, y yo estoy comenzando a hacerme fan ;-)
saludos y un abrazo
-oscar
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